Alcalá de Xivert

Del libro: "La Provincia de Castellón de la Plana, su geografía y estadística", libro escrito en verso para que sirva de lectura en las escuelas de instrucción pública, de D.C.P. de Sillán, 1883.

(Sic) Allá por el siglo trece,
don Hugo de Folcarquer,
decidido y valeroso
caballero aragonés, 
conquistó de la morisma
a Alcalá la de Chisvert,
poblandola de cristianos
para mejor defender
el rescatado terreno
y la sacrosanta fe.
Mas tarde, cuando brotaba
en el siglo diez y seis
la guerra de germanías
el valenciano Estellés
entró en Alcalá violento
pasando rudo a cercén
de su victoriosa espada
el barrio morisco infiel;
y en las fratricidas luchas
que ignorando su deber
los cegados españoles
trabaron con saña cruel,
siempre las diversas huestes
centro la fueron hacer, 
de sus planes belicosos
y de sus castigos cien.
Mas de seis mil habitantes
tiene Alcalá de Chisvert;
cuatro públicas escuelas,
y en su término, que ya es
escabroso, ya muy llano,
se cogen aceite, miel,
trigo, algarrobas y vino;
teniendo minas también
de plomo y carbón piedra.
Su comercio puede ser
grande, pues la vía férrea
pasa por este pueblo al pié
y le cruzan carreteras
entre las que una real es.
Entre sus ilustres hijos,
sobresale fray José 
Zaragoza, preceptor
y consegero que fue
del rey don Carlos segundo
y escritor de gran valor.





Lo primero que destaca al visitante, cuando se llega a Alcala es la monumental torre Campanario, de 58 metros de altura, construida en el siglo XVIII, la cual se encuentra adosada a su iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista, de estilo barroco clasicista valenciano.

Otra de las construcciones que llama la atención al viajero, es su castillo ubicado en las montañas de Irta. De origen árabe, construido sobre otros restos, allá por los finales del s. XI. Entregado tras la reconquista a manos del Temple, fue reconvertido en un castillo-convento, que permaneció en poder de los Templarios hasta la extinción de la orden, en la primera década del siglo XIV.
Ermita del Calvario







Un paseo por sus calles, nos descubren rincones insospechados.
Labrada en piedra, en la esquina de la calle de San Juan, está la conmemoración de la victoria de los habitantes de Alcalá, que el 17 de noviembre de 1547, derrotaron a los piratas berberiscos que la atacaron sin conseguir entrar en la población, tras desembarcar catorce galeras turcas en la costa.



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